En recientes declaraciones, Gustavo Bolívar, director general de Prosperidad Social, ha compartido observaciones contundentes sobre el sistema de subsidios directos en Colombia y su papel en la lucha constante contra la pobreza.
Después de siete meses en el puesto y tras recorrer varias regiones del país, Bolívar ha planteado la necesidad de reconsiderar la manera en que estas ayudas se administran y su impacto real en las poblaciones vulnerables.
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Adultos mayores, personas con discapacidad y madres en pobreza extrema con hijos menores, requieren subsidios del Estado.
Para los demás viene un gran programa de economía popular y proyectos productivos a través de crédito con tasa subsidiada por DPS. Solo generando su propio ingreso superarán la pobreza
Según Bolívar, el umbral que define la pobreza extrema en Colombia se sitúa en un ingreso mensual de 218,000 pesos. Cualquier ciudadano que perciba más de esta cantidad no es considerado como pobre extremo. Por esta razón, el gobierno ha establecido un pago de 225,000 pesos a los adultos mayores de 80 años, un esfuerzo significativo para ayudar a este grupo demográfico a superar esta barrera crítica.
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Pese a que más de 1’120,000 personas han visto mejoras en su situación financiera gracias a estas transferencias monetarias, Bolívar enfatiza que estos pagos no son un remedio absoluto para combatir la pobreza. La razón es sencilla: si bien estas asignaciones alivian la pobreza extrema al brindar lo esencial, no aseguran una vida digna, ya que apenas cubren las necesidades más básicas.
Gustavo Bolívar ha sido claro en su afirmación de que los subsidios, aunque valiosos, no eliminan la pobreza; su principal efecto es mitigar la pobreza extrema. Sin embargo, estas ayudas a menudo crean una “zona de confort” peligrosa. Según Bolívar, este fenómeno lleva a que muchas familias desarrollen una dependencia crónica del apoyo estatal, algo que también ha sido destacado por Cielo Rusinque anteriormente. Este enfoque contraviene el fomento de la autonomía financiera, perpetuando un círculo de dependencia económica.
En la OCDE, Gustavo Bolívar también hizo referencia sobre la inclusión social que maneja la entidad, y como esta busca que la gente, en vez de un subsidio, con el tiempo reciba un capital semilla o un crédito para que pueda emprender y generar su propio ingreso
Un problema adicional es la resistencia de algunas personas a mejorar su estatus socioeconómico a través del Sisbén, el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales. Muchos individuos prefieren permanecer en niveles muy bajos de calificación para evitar perder sus beneficios, aun cuando esto implique rechazar oportunidades laborales que podrían incrementar sus ingresos por encima de la línea de pobreza.
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Proceso de Selección de Beneficiarios
El proceso de selección para quienes reciben estas ayudas inicia en las alcaldías municipales. Estas entidades contratan encuestadores que revisan las condiciones habitacionales y otros aspectos de los hogares para asignar sus clasificaciones en el Sisbén.
A pesar de la rigurosidad prevista, Bolívar admitió que aún persisten irregularidades, como sobornos que alteran las clasificaciones. Esto provoca que individuos con mayores recursos puedan acceder a los subsidios injustamente. Ha habido casos de personas con vehículos de alta gama recibiendo ayudas, un claro indicio de las fallas dentro del sistema de focalización.
Bolívar también destacó que Prosperidad Social no elige directamente a los beneficiarios. El Departamento Nacional de Planeación recibe listas de los alcaldes, las cuales luego son verificadas y cruzadas con otros registros antes de autorizar los pagos por el departamento correspondiente. Por lo tanto, cualquier error en la selección proviene de etapas anteriores en el proceso.
Un ejemplo evidente de esta situación crítica es el pago a personas fallecidas. Aunque existen denuncias de estos casos, la entidad insiste en que realiza las verificaciones necesarias con las bases de datos de la Registraduría cada 45 días previo al inicio del pago. Sin embargo, en este período, algunos beneficiarios pueden fallecer, causando el problema antes mencionado.
Gustavo Bolívar ha sido enfático en que las ayudas monetarias no deben ser vistas como una solución definitiva para sortear la pobreza. “El camino seguro para superar esta situación es a través del trabajo”, asegura Bolívar.
El director hace hincapié en que invertir en educación y esfuerzo personal son pilares esenciales para salir adelante. Al comparar el valor de un Lamborghini con el costo de una carrera en Harvard, destaca que el conocimiento es una inversión inmortal, mientras que los bienes materiales no siempre aseguran un futuro estable.
Con este enfoque, se busca incitar la curiosidad y ofrecer un análisis detallado sobre el futuro de los subsidios en la nación, subrayando la importancia de transitar hacia un modelo más autosuficiente y sostenible.