Un campesino antioqueño de 112 años, con 180 descendientes y una vitalidad que sorprende a la ciencia, se ha convertido en el hombre más longevo de Colombia. Su vida, entre trabajo rural, familia cohesionada y memoria intacta, abre interrogantes sobre los secretos de la longevidad.

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En El Carmen de Viboral, Antioquia, la vida de Julio Enrique Saldarriaga Hernández, de 112 años, se ha convertido en un caso de estudio científico y social. Reconocido por el Gerontology Research Group (GRG) como el hombre más viejo de Colombia, este campesino no solo ha desafiado el paso del tiempo, sino que ha construido una familia que hoy alcanza los 180 descendientes entre hijos, nietos, bisnietos y tataranietos.
Su historia refleja una mezcla de esfuerzo rural, tradición familiar y una resistencia física y mental poco común. Desde niño trabajó en el campo y en oficios duros como la producción de carbón y licores artesanales, sin que la dureza de esas labores afectara su salud.
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La ciencia detrás de su longevidad
Investigadores nacionales e internacionales han comenzado a interesarse por casos como el de Saldarriaga. Estudios recientes de la Universidad de Chicago indican que, a partir de los 80 años, las redes sociales y familiares sólidas se convierten en un factor clave para vivir más tiempo. Su vida confirma esta teoría: rodeado de hijos, nietos y bisnietos, el campesino antioqueño nunca ha enfrentado la soledad.
Además, la ciencia señala que en los supercentenarios, ciertas regiones del cerebro como el hipocampo muestran una resistencia especial al envejecimiento, lo que explicaría su lucidez y memoria.
Un entorno familiar excepcional
Julio atribuye gran parte de su vitalidad al apoyo constante de su familia. Desde hace más de una década, tras la muerte de su esposa, sus hijas y nietas han sido pieza clave en su cuidado. Incluso en pandemia, su red de apoyo evitó el aislamiento y mantuvo viva su vida social en El Carmen de Viboral.
El contraste con el resto del país es marcado: el 34,7% de los colombianos asegura no tener una red de apoyo cercana, lo que acentúa la excepcionalidad del entorno que rodea a Saldarriaga.
Genética y tradición
Aunque sus genes aún no han sido estudiados, la longevidad de su familia apunta a una predisposición biológica. Su madre vivió hasta los 90 años, su hermano menor supera los 95 y su esposa casi llegó al siglo. Su hija mayor tiene hoy 88 años, reforzando la hipótesis de un linaje resistente al paso del tiempo.
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Un caso que inspira a la ciencia y a Colombia
Actualmente, Colombia cuenta con 19.400 personas mayores de 100 años, una cifra impensable hace décadas. Sin embargo, casos como el de Saldarriaga revelan que más allá de la genética, el entorno social, los lazos familiares y hasta las experiencias de vida marcan la diferencia.
Con humor y lucidez, el abuelo centenario sigue disfrutando de su vida cotidiana, acompañado de su gente y de su tradicional copa de ron. “Un traguito más”, suele decir, como quien sabe que aún le quedan páginas por escribir en su extraordinaria historia.